domingo, 12 de agosto de 2012

Lágrimas

El primer sentimiento es de esperanza.
Cierras los ojos sin miedo. Nada puede suceder a tu alrededor que te haga abrirlos en ese momento. Sientes. Oyes los gritos de la naturaleza, la vegetación que se expande bajo tus zapatos parece hablarte, susurrarte al oído, como el viento. Parece como si todas las flores que se encuentran a tu lado estuvieran floreciendo. Notas también florecer algo en tu interior. Misteriosos sentimientos que no habías sentido nunca. Sientes y te notas mucho más vivo. Como cuando respiras el viento edulcorado de la primavera.
Y olvidas. Olvidas todo lo material, lo que te une a una vida rutinaria, carente de sentimientos y de magia. Olvidas los relojes que te aferran al tiempo, ese endemoniado tic-tac al que no puedes perderle la pista y que condena a todos por igual. Te encierras en ti mismo. Te limitas a escuchar el susurro de los árboles. No hablas su idioma, pero los entiendes. Hablan de posibilidades, de las posibilidades vestidas de imposibilidades, de las metas. Te notas fuerte, ágil, radiante de energía y de juventud. Ahora sabes que puedes conseguir todo lo que te propongas, así que debes continuar.
El segundo sentimiento es de misterio.
Cargas tus pulmones de delicioso oxígeno justo antes de sumergirte. El fondo del mar parece inalcanzable. Notas millones de peces nadando a tu lado. Acariciándote la piel. Ya no estás sólo, ellos te acompañan. No pueden hablarte, pero los notas a tu lado. Cada vez estás mucho más lejos de la superficie, pero no te importa, estás dispuesto a tocar la arena con tus dedos. Notas como los latidos de tu corazón se aceleran, la sangre de tu cuerpo se agita. No es debido a la falta de oxígeno, para nada, es intriga. Hace tiempo que no llegas al fondo, tanto que ya has olvidado cómo es. Tus ojos comienzan a llenarse de salada mar y tus párpados comienzan a cerrarse. Es misterioso. Comienzas a recordar de nuevo cómo es todo. Recuerdas haber sentido lo mismo tiempo atrás. Es una sensación agridulce. Por un lado sientes el dolor y la tristeza matando a la planta que florecía antes, pero, sin embargo, el profundo desahogo que sientes lo compensa. Es como si todo el mar en el que te sumerges ahora, cayera por un gran precipicio hacia  quiensabedónde. Segundos antes de tocar el fondo sabes lo que está a punto de ocurrir.
El tercer sentimiento es de inspiración.
Flotas en el cielo nocturno. Puede que de Paris, de Roma, de Nueva York o de Londres. Estás ahí y ves la estrellas mucho más cerca que nunca. Las notas a tu lado, como los peces. Si tuvieran cara estarían sonriéndote. De pronto, todas comienzan a alejarse, como asustadas. No hacen más que dejar paso a las Fugaces. Sí, también son estrellas, pero una extraña aura hace que parezcan más especiales. Viajan como un rayo de luz, dejando un rastro de puro fuego a su paso. Prenden. Se aproximan a mí a toda velocidad. No intento huir. Me alcanzan al instante, atravesándome. Me queman.
Y ahora, me noto mucho más vivo. Como si unas manos divinas me hubiesen levantado del suelo al que había caído mucho tiempo atrás. Un rayo de vida ha recorrido mi cuerpo, devolviéndome mi esencia. La persona que un día fui y que volveré a ser. Ardiente como el sol, como una estrella. Mi cabeza está llena de imaginación y de magia. En ese momento comprendes muchas cosas de las que te ocurren. Ves las cosas de otra forma. Entiendes la figura que ves al mirarte en el espejo. Conversas con ella durante un rato. Sabes que es la tristeza la que te provoca la chispa de felicidad. Comprendes que lágrima no es más que un sinónimo de cambio y que no es posible un cambio, sin el uso de la imaginación.
El cuarto sentimiento es de paz.
Vuelves a la realidad. Suspiras. No hay por qué avergonzarse. Te secas las mejillas y vuelves a suspirar. Es el momento de mirar hacia adelante y continuar caminando. Por ti y por todos tus compañeros, los que han caído y ni siquiera saben que lo han hecho. Adelante y no te pares, pero, si lo haces, si te rindes, si desistes presa del pánico, recuerda quién eres y quién te has propuesto ser.

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