viernes, 8 de junio de 2012

Juntos en el mismo barco

La bocina del barco. Ocho de Junio. Se acabó.
Nunca habíamos ido a tanta velocidad. Nunca en nuestras vidas. Esa barca me recordaba a la vida en general, tan rápida. Sentía que el tiempo se escapaba de mi alcance, que hacía pocos días que llevaba allí, pero, sin embargo, llevaba casi nueve meses. 
-No puede ser- dije mirando al horizonte.
-¿El qué no puede ser?- preguntó una chica justo a mi lado.
Le dediqué una pequeña sonrisa, sin mucho sentimiento. Lo cierto era que estaba demasiado filosófico como para esforzarme en fingir felicidad.
-Que todo se acaba- dije de pronto.
-¿Todo?
-Lo nuestro, el viaje, se está acabando y nunca volverá a ser igual... no nos volveremos a ver
La chica me miró fijamente, seria. Observó el horizonte igual que yo.
Estuvimos varios minutos reflexionando en silencio, mientras el barco surcaba el mar a toda velocidad. No era un barco grande, pero tampoco uno pequeño. Tenía capacidad para poco más de treinta personas, sin embargo eramos menos. Algunos se habían quedado en el camino y sabíamos que al atracar, todos forjaríamos nuestros caminos separados.
-No se acaba todo- dijo la chica de pronto.
-Bueno, queda tiempo para vivir mil aventuras más, pero el tiempo vuela, Hallie- dije.
-¿Y? ¿Crees que cuando lleguemos a puerto habrá acabado todo? ¿Cada uno se irá por su lado?
-Sí, estoy totalmente seguro- dije.
-¿Y Annie?- preguntó de pronto.
-¿Qué pasa con ella?
-Annie, ¿qué vas a hacer? ¿Irás a la universidad y se acabó lo vuestro?- preguntó.
-Nunca se sabe...
-Sí se sabe- recriminó- Bueno, no, no se sabe, pero, ¿y si cuando lleguemos a puerto seguís queriéndoos?
-En ese caso tendremos que pensarlo, Hallie, ahora no es el momento- expliqué.
-¿Ah, no? ¿Pues entonces que haces aquí, reflexionando sobre el tiempo?- dijo antes de marcharse con los demás.
Sonreí. Maldita niña, tenía razón.

Minutos después, ya había atardecido. Era una noche especial. Todos nos habíamos reunido para celebrar el final del curso. Todos hablaban con todos, algunos hacían algo más que hablar.
Yo, sin embargo, había estado un rato con Annie y después había bailado la canción de We Found Love.
Cuando acabé de bailar volví a mirar el horizonte. Había una isla cerca nuestro. Me daba miedo llegar. Hacía tiempo que no sentía ese tipo de miedo. Crecía. Eso no me gustaba. No quería crecer, no quería que el tiempo pasase, pero, llegar a aquella isla era inevitable. El barco ya había zarpado, no iba a volver sólo por mí.
La música paró
-Bueno, chicos, me gustaría dedicaros unas palabras bonitas para todos- dijo Michael.
Todos se volvieron, mirándole.
-Bueno, nada, decir que habéis sido una clase estupenda. Que me lo he pasado genial con vosotros y que soy feliz de haberos conocido, porque sois únicos- dijo Mike, algo nervioso.
Todo el mundo aplaudió y gritaron de felicidad.
-Cariño, ¿no habías preparado un discurso?- me dijo Annie.
Sí, era cierto, pero me sentía avergonzado. No tenía ganas de hablar en público en aquel momento. Sentía que sobraba. 
-Y ahora, nuestro delegado medio-ambiental va a dedicarnos una palabras- dijo Margarett de pronto.
Yo enrojecí, pero sonreí. Al fin y al cabo, no me importaba, todo lo que iba a decir era bueno.
Todos estaban mirándome. Suspiré y me levanté.
-Bueno, chicos- comencé -La verdad es que esto ha sido un poco improvisado. Lo cierto es que hace justo un año no tenía claro si venir a este colegio o no. Ahora sé que venir aquí es una de las mejores cosas que he hecho hasta ahora. Y mira que yo no suelo hacer las cosas muy bien -la gente rió -¿Sabéis por qué? Porque os he conocido. Cada uno de los que estamos aquí somos únicos e inimitables. Nos complementamos, aunque algunos profesores digan lo contrario, y nos queremos. A raíz de embarcar en esta aventura, he conocido a una de las personas que más me importan ahora mismo y, por supuesto, a unos compañeros de viaje estupendos. Nada más, simplemente dejaros con una frase que seguramente Ivan y Luffy conocerán. Puede que tú también, Mike.
Los tres sonrieron. Ya sabían lo que iba a decir.
-En este basto mundo navegamos en pos de un sueño surcando el ancho mar que se extiende frente a nosotros. El puerto del destino es el mañana, cada día más incierto. Encontremos el camino, cumplamos nuestros sueños... estamos todos en el mismo barco y nuestra bandera es la libertad- pronuncié.
Todos aplaudieron de alegría. Algunos incluso les vi caérsele alguna que otra lágrima. Me senté justo donde estaba, al lado de Annie.
-Precioso amor- dijo Annie.
-Tú eres preciosa.
El barco continuó navegando. Tal y como había dicho, nuestro futuro era incierto, nuestra misión era conquistarlo juntos. Sonreí. Tenía miedo, pero parecía olvidarlo cuando estaba con ellos. Nunca pensé que podría encontrar tan buenos compañeros de viaje.
Hallie se sentó a nuestro lado. No dijo nada, simplemente sonrió. Habló con la mirada.
Quedaba mucha noche por delante, mucho tiempo juntos y, aunque fuese rápido, quería vivirlo al máximo, hasta llegar a puerto. Juntos, como al principio, cuando embarcamos en la bonita aventura de formarnos como personas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario